Menorca en el siglo XIX

En 1802 Menorca regresó a la soberanía española mediante el Tratado de Amiens. La crisis de 1820, desatada con la prohibición de importar trigo extranjero acabó con la prosperidad económica, hiriendo de muerte las actividades comerciales del puerto de Maó. La construcción naval también entró en decadencia con los nuevos cambios tecnológicos del barco de vapor. Con la prohibición del corsarismo, algunos de ellos se iniciaron en una nueva actividad muy lucrativa: el comercio negrero.

En 1835, las viejas universidades se sustituyeron por los ayuntamientos constitucionales y la desamortización eclesiástica redujo drásticamente el papel de la Iglesia.
La gran crisis económica de entre 1820 y 1840 provocó una fuerte ola migratoria hacia Argel, menguando a una cuarta parte la población de la isla.

A partir de 1850, con la industrialización se dinamiza la economía con el sector del calzado, el tejido o las bolsas de plata consolidando a la burguesía, con inquietudes culturales y científicas. Con las fábricas surgió una nueva clase social, el trabajador y la trabajadora industrial. Sin embargo, el campo no se tecnificó y el campesinado continuó con la explotación de la tierra con pocas transformaciones.