
El Convento de Sant Diego d’Alaior fue construido en el siglo XVII i funcionó como edificio religioso hasta el año 1835. Desamortizado por el estado español, luego fue vendido y pasó a tener una nueva función: se convirtió en un lugar de viviendas y albergó varios talleres de calzado. En 2005 fue adquirido por el Gobierno de las Islas Baleares i en la actualidad está en proceso de restauración.
Como cualquier edificio religioso, por austera que sea la orden correspondiente, presenta una interesante decoración pictórica y de gran calidad que adorna toda la superficie parietal de la planta baja y, parcialmente, del primer piso. La decoración que representa la pintura mural, aunque no sea más que una grisalla (ejecutada sólo en negro y tonalidades de gris como si fuera un dibujo9, presenta una gran profusión de decoraciones, cenefas y escenas con personajes de una riqueza vital y calidad estética muy elevadas. Son pinturas muy escasas debido a su fragilidad técnica e histórica, resultando una rara avis dentro de los edificios históricos menorquines.
En el primer piso y bajo varias capas de cal, yeso y pintura, aparecieron los restos ocultos de señales que indicaban el número correspondiente a la habitación de cada fraile en forma de decoración barroca. Las obras de restauración que se realizan en el edificio produjeron la alteración o la pérdida de algunas de ellas por el hecho de que se tuvo que intervenir estructuralmente en las paredes donde estaban ubicadas. Por este motivo, y con buen criterio, con la intención de salvaguardar este escaso patrimonio, se decidió realizar el arrancado, traspaso y restauración de las pinturas restantes. Una vez acabadas las obras arquitectónicas, volverán a recolocarse en su lugar original.
Estas pinturas murales que decoran la entrada a las estancias del primer piso (que probablemente son como debían ser las del resto del edificio), están realizadas a temple directamente sobre el soporte de yeso (sulfato cálcico, CaSO4·2H2O). Este soporte es un alisado realizado directamente sobre la pared original, de superficie desigual porque engloba partes de sillar tallado con piedra de marés y partes de tapia más o menos basta mezclada con piedra suela que se desarrolla a lo largo del resto del muro.
Se desconoce la fecha exacta de realización de los murales, pero se supone que es a finales del siglo XVII cuando el edificio acaba de construirse y empieza a ser utilizado. Se desconoce también la autoría, pero se sabe que la factura o equipo de trabajo son los mismos para todo el edificio y las pinturas que en él se han conservado.
Autores ficha: Francesc Isbert y Miguel Àngel Marques