
Procedencia: Basílica de S’Illa del Rei (Maó)
Técnica y materiales: Mosaico en opus tessel.latum. Tesselas de mármol y piedra en blanco, negro y rosado rojizo.
Dimensiones: Cuando fue descubierto (1888): 16,50 m de largo total (incluidos los espacios que separaban los diferentes ambientes de la basílica). Medidas de las tres composiciones musivas: la del primer tramo: 5,20 x 3,30 m, la central: 4 x 4 m, y la que corresponde al absis: 5,70 x 3 m.
Cultura: Época bizantina
Datación: segunda mitad del siglo VI
Nº inventario: 21957
Descripción:
El mosaico fue encontrado en la zona de levante de S’Illa del Rei en enero de 1888. Los periódicos locales hicieron eco del descubrimiento, ya que un capitel corintio y muchos restos de tejas acompañaron el hallazgo. Hipólito Llorente, que en aquellos momentos era el gobernador de Menorca, hizo dos dibujos, uno acuarelado, que fue donado a la Real Academia de la Historia de Madrid. En el volumen del Boletín Oficial de Madrid del año 1888, se publicó esta donación junto con una noticia breve sobre el descubrimiento. En ella se comparaba el pavimento de la basílica con el de la sinagoga de Hammam Lif, cerca de Cartago, y se sugería que podía pertenecer a un edificio con una función parecida.
Después del hallazgo, la basílica permaneció in situ, por lo que sufrió una notable degradación. Ante esta situación y las reiteradas denuncias, en 1950 se tomó la decisión de arrancar los restos y llevarlos a lo que entonces era el recientemente Museo Provincial de Bellas Artes de Mahón. Desde ese momento, entonces, los fragmentos del mosaico están descontextualizados, fuera del edificio que pavimentaban. Las excavaciones del yacimiento se iniciaron cuando el mosaico ya se había arrancado y, por lo tanto, este hecho supuso carencias y limitaciones de lectura en los niveles. Maria Lluïsa Serra dirigió y publicó los resultados de la excavación, de lo que al final resultó ser una basílica y un conjunto de dependencias anexas (1996). También se pudieron localizar fragmentos del mosaico pertenecientes a los espacios entre pilares, que separaban la nave central de la lateral norte (algunos de ellos habían sido dibujados ya en 1888). Recientemente (2008) se han hecho trabajos de revisión que han permitido un mejor conocimiento del edificio que albergaba el mosaico, una basílica de época bizantina de tres naves, datada en el siglo VI.
El estudio del mosaico, que se corresponde con el pavimento de la nave central de la basílica, tiene como punto de partida el dibujo de 1888, ya que nos ofrece una imagen detallada del conjunto de la composición. Está formado por tres alfombras mosaicas, que fueron separadas por separado debido a sus grandes dimensiones y porque estaban dispuestas en un ligero desnivel, según las necesidades del terreno y en consonancia con las diferentes funciones de cada espacio. La composición que se desarrolla en el espacio de poniente se enmarca en un tema de orla que dibuja una línea de calzas alternativamente invertidas. Se trata de un tablero de parejas de triángulos tangentes enriquecido con hojas cordiformes y puede que algunas figuras de patos, de los cuales sólo se conserva una mitad. La parte central, que se corresponde con el espacio del corazón y está enmarcada con una línea de trenza de dos cuerdas con cortes, desarrolla una composición centralizada a partir de cuatro cráteres situados en los ángulos de los que surge una acumulación de plantas y frutos que confluyen en un motivo floral en forma de círculo. Se trata de una clara evocación de la riqueza y la abundancia. En los espacios entre cráteres encontramos figuras individuales o enfrentadas de animales (ciervo, toro, pato, liebre) entre motivos vegetales.
Por último, el mosaico que se corresponde con el absis permite diferenciar tres sectores. El que se lee desde los pies, con dos leones enfrentados en una planta palmiforme: el espacio del altar enmarcado con un borde que reproduce una orla de pedrería en cuyo interior se distribuyen las cuatro columnas que soportaban el arco, además de dos lipsanotecas para las reliquias, ligeramente desplazadas hacia el centro. Detrás del altar, encontramos fauna marina que lo rodea en libre disposición.
A partir de un análisis comparativo de las composiciones, así como de las particularidades de las representaciones figuradas, el mosaico encuentra paralelismos abundantes en otros mosaicos del conjunto del Mediterráneo, que en época de Justiniano se decoraban los edificios cristianos y las sinagogas. Las más próximas se sitúan en la zona conquistada por Justiniano en el siglo VI, es decir, en el occidente Mediterráneo, desde Ravenna, capital de esta región bizantina, otros centros adriáticos (Canosa), las islas (Cerdeña, Córcega, Menorca y Mallorca) y el norte de África. Este impulso constructivo y la difusión de unos modelos comunes –algunos de los cuales recuperan composiciones tardo-antiguas, otros nuevos- son la consecuencia de un programa iniciado por Justiniano de reorganización eclesiástica o de reconciliación de iglesias, después del período de domino vándalo o ostrogodo de estas regiones.
Autora ficha: Milagros Guardia
Bibliografía:
H.Llorente, “Pavimento de mosaico descubierto en enero de 1888 en la isleta del Rey”, Boletín de la Real Academia de la Historia, 13 (1988), pp. 7, 278. Dibuix plegat p. 472.
M.L.Serra, “La basilica cristiana de la isla del Rey (Mahón)”, I Reunión nacional de arqueología paleocristiana, Vitòria, 1967, pp. 27-42.
P. de Palol Salellas, “En torno a la iconografía de los mosaicos de las basílicas de las Baleares”, I Reunión nacional de arqueología paleocristiana, Vitòria, 1967, pp. 131-150.
P.de Palol Salellas, Arqueologia Cristiana de la España Romana,. Siglos IV-VI, Madrid-Valladolid, 1967, pp. 213-233.
M.Guardia, “Les basíliques cristianes de Menorca: Es Fornàs de Torelló i S’Illa del Rei, i els tallers de musivària balears”, Les Illes Balears en temps cristians fins als àrabs, Maó, 1988, pp. 65-71
N.Tena, “Mosaic de les basíliques paleocristianes de Menorca”, III Reunió d’Arqueologia cristiana hispànica (Maó-Menorca, 1988), Barcelona, 1994, pp. 55-64.